domingo, 5 de octubre de 2008

Mi equipo de fútbol

El fútbol en Argentina no es un deporte, es un punto de vista. La gente ama este deporte con un respeto ajeno a una persona de los Estados Unidos. Y por eso, cada domingo, cuando mi hermano Rafa venía a mi cuarto y me decía que ya era la hora, vivía un momento de mucha emoción, aunque algo nervioso. Me encanta jugar al fútbol, pero acá es diferente a lo que se juega en los Estados Unidos. Esto lo puedo sentir cuando voy a jugar con el equipo de mi hermano. Se trata de una liga de aficionados, pero la gente puede jugar con un nivel increíble. La rapidez del partido es extraordinaria; en cada jugada uno tiene sólo unos segundos para ver el campo y tomar una decisión. Además, el estilo es mucho más fluido, los pases son frescos y el toque necesita ser suave. También el campo es muy diferente al de los Estados Unidos. Es como una alfombra dura y siempre está cubierta con arena.

Para mí es lo mejor del mundo. Nuestro equipo tiene un buen nivel. Contra un equipo, que ellos me dijeron que era bueno, ganamos 6 a 0. El problema para el resto de la liga es que nosotros tenemos demasiadas armas. Mi hermano Rafa es un hombre mágico con la pelota, y con su amigo Caco, siempre controlan el partido. Con Nacho, Alex y otro hombre cuyo nombre no recuerdo, tenemos un ataque poderoso. Y nuestra defensa es una roca. Yo estoy en el centro con mis amigos Nico a la izquierda y Frankie a la derecha. Frankie tiene la cara de un perro, siempre está corriendo y le gusta darle muy duro. Nico es como una chica bonita, una luz con la pelota, pero no con mucha habilidad. Por supuesto, no puedo olvidar al arquero, mi amigo Santiago, no muy amistoso, pero en el arco es una pared.

Me encantan los partidos porque son uno de los únicos momentos en los que me siento un poco argentino. No puedo esperar hasta el domingo para experimentar esa parte real de la cultura argentina.
Moose 22/09

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